Me juzgo y te juzgo - por Susana Díaz García
09/05/13 17:41 Categoría: Desarrollo personal y terapias naturales
El juicio final - Miguel Ángel
Así, rápido, sin pensar mucho, ¿cuántas veces hemos escuchado estas frases?
- “¿Cómo pudiste hacerme esto a mí?”
- “Yo no lo haría si estuviera en tu lugar”
- “¿Pero cómo te has vestido hoy?”
- “Soy imbécil”
- “Me falta valor”
- "Probablemente lo hice porque tenía motivos"
- "Ya, es que tú no estás en mi lugar"
- "¿No te gusta? ¡Voy monísima!"
- "¿Quién lo dice?"
- "¿Cuántas veces te ha sobrado valor?"
'Susana, quiero portarme bien y ser Mi Mejor Versión'
¡Qué bien! ¡yo también quiero! Tenemos una diversidad de herramientas apasionantes para tomar conciencia de qué parte de nosotros responde a los estímulos externos que nos hacen saltar como resortes y provocan, por ejemplo, que levantemos la voz o nos enfademos por cualquier mínima cosa o que pongamos de vuelta y media al vecino o al colega de trabajo. ¿Será cierto eso que dicen de que en realidad juzgamos a otros que en realidad son como nosotros? ¿Será que proyectamos nuestros propios defectos sobre los demás?
Puede suceder (experiencia personal) que hagamos cursos de crecimiento personal, nos especialicemos en una profesión dedicada a la ayuda a uno mismo y los demás, que nos entrenemos en el uso de herramientas fabulosas como la que mejor conozco que es la regulación de emociones, la inteligencia emocional. En medio de todo ese entrenamiento te llenas de valor, sacas tu basura personal, reciclas viejos patrones, pides perdón por tus errores y...el día menos pensado te levantas de un humor deplorable y todos los meses que habías dedicado a tu regulación personal de paz y amor los tiras por la borda cuando vas andando hacia el ascensor, un vecino sale disparado de casa, te empuja y tu súper Samsung Galaxy S4 cae al suelo y escuchas el 'crack': la furia de la parte más instintiva sale de tus profundidades y una vez pasada la tormenta te paras y lloras angustiada, ¿cómo es esto posible? ¿doy tres pasos hacia delante y dos atrás? Asúmelo, lo es, asúmelo ya porque somos todo y nada. Todo está bien, tenemos derecho a equivocarnos igual que las personas a las que queremos (o no queremos) se equivocan.
Decidir dejar un denominado 'mal hábito' es duro. Aunque me atrevería a decir que lo más duro es 'no recaer'
De los múltiples hábitos que tenemos a nuestra disposición prefiero centrarme en el que nos desafía las veinticuatro horas: los pensamientos. Y es que si os fijáis, ¿hasta qué punto importan tanto los hábitos en sí como lo que pensamos acerca de ellos, nuestra actitud ante ellos?
A veces somos muy duros con nosotros mismos y empezamos con un 'no voy a hacer tal y cual cosa, voy a hacer más deporte, voy a comer menos chocolate, voy a beber menos alcohol'. La buena noticia es que logramos nuestros objetivos y la 'mala' noticia es que si tenemos una recaída podemos llegar a autocriticarnos en exceso y a montar escenarios mentales donde sufrimos porque hemos desandado el camino ¡se va a acabar el mundo por desandar el camino! Bien. Ya ha pasado el susto. Has vuelto atrás dos pasos, prepárate y respira porque en realidad has vuelto atrás para coger carrerilla y avanzar más rápido. Busquemos recursos, busquemos personas ¿qué herramienta necesitas ahora mismo? ¿quién te apoya en esta decisión? Agarra cada respuesta por un brazo que la aventura continúa.
Cada uno de nosotros hace lo que mejor puede, cada uno a su manera
A veces te encomendarás a dios para que te ayude ahora... otras veces pedirás a tu Yo Superior que te mande toda la energía blanca que tenga acumulada hoy... ¡Ahora y hoy!... ¡estos dos son muy poderosos! Y encomiéndate a dios o a tu yo superior y a la vez, haz algo ahora, hoy, cualquier cosita (como leer este artículo) que te haga suspirar, reír, buscar información por otro lado, apuntarte al banco del tiempo o ayudar a tu vecino. Todos somos importantes, todos estamos aquí para querernos a nosotros mismos, para mimarnos y llegar a convertirnos en lo que de verdad (de verdad) queremos.
Mensaje de una que se ha juzgado con fiereza: Sálvate
Es bastante inevitable que muchos seamos duros con nosotros mismos, que nos critiquemos y juzguemos a los que están presentes y a los que no lo están. Sucede que a veces esos otros nos recuerdan a una parte de nosotros que una vez estuvo tan presente que cuando la ves de nuevo reflejada fuera de ti en otra persona no puedes soportarlo y su mera presencia te agobia y distorsiona.
¿Alguna solución al respecto? Puedo apuntar tres:
- Toma decisiones enfocadas a una autoevaluación: usa el kit de 'primeras mini-decisiones'
- Da pasitos hacia lo que deseas cambiar y te incomoda de tí mismo
- Solicita ayuda: pide, pide y pide ayuda
Y sálvate. Recuerda colocarte primero tú la mascarilla de oxígeno y luego se la colocas a los demás. A esto se le puede denominar inter-independencia. Júzgate, regocíjate en tu pena si aún te cuesta salir del círculo vicioso en el que has pasado mucho tiempo y cuando te canses de tu comportamiento en bucle búscate un Coach (por ejemplo), dile a tus amigos que te repitan tres veces al día 'no te tomes la vida tan en serio', evita ver los telediarios y escucha música que te ponga las pilas.
Desde la zona mágica te saluda una que pasó (y recae de vez en cuando) por algo similar a lo que os he contado. Un abrazo.
Susana Díaz García
Coach personal y Sanadora reconectiva®