Tant'amare

Revista de terapias naturales, desarrollo personal, ecología...

Método Waldorf para una educación diferente - por Jesús Marín


Nuestro más elevado propósito ha de ser formar seres humanos libres, capaces de impartir desde sí mismos, propósito y dirección a sus vidas.
R. Steiner

En la mente de muchos padres y educadores está la idea de una educación diferente, alternativa, respetuosa y hecha desde un amor que haga de nuestros hijos seres humanos libres, responsables y conscientes. Quiero contar nuestra experiencia vivida junto a otras familias para hacer realidad un proyecto de escuela libre para niños de 0 a 6 años basado en la pedagogía Waldorf.

Me gustaría reflexionar sobre lo que significa para mí una escuela libre y qué creo que aporta a mi hija para que me haga tanta ilusión, como padre y como profesor de enseñanza secundaria triste de ver alumnos desmotivados, sin iniciativa propia y sin curiosidad por el mundo que les rodea.

La pegadogía Waldorf-Steiner se caracteriza por el respeto al ser humano e integra a éste en su totalidad en su hacer, su sentir y querer. El niño es el centro de este método educativo, pero también se incluye el medio natural, se trabaja la integración del ser humano en la Tierra. Educamos teniendo en cuenta el aspecto físico, anímico y espiritual-mental. Tanto los profesores como los padres no tratamos de crear niños a nuestra imagen y semejanza, pues desconocemos sus tareas futuras, sino procuramos cuidar la autoestima, el autoconocimiento y ofrecer los medios para que cada niño pueda desarrollar sus propias habilidades.


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Creo que las dos palabras que resumen todo sería “respeto y amor” hacia el niño en todos los ámbitos. Pero eso no quiere decir que no haya una planificación educativa, unos horarios y ritmos estables o unos límites lógicos que entran totalmente dentro de ese amor al niño, buscando lo mejor para su desarrollo, educándolo hacia la búsqueda de su propia libertad y realización personal, como un ser humano responsable que sabe vivir dentro de un entorno social pero que ante todo se conoce, gestiona sus emociones y se escucha a si mismo a la hora de escribir su propia vida.
Los alumnos Waldorf no van a ser personas fuera de la sociedad, de hecho la experiencia en estas escuelas nos dice todo lo contrario: pertenecen a todos los ámbitos de la sociedad, triunfan en todo tipo de carreras universitarias o trabajos, sobre todo en los que se valora la creatividad y la motivación personal.

Si tuviera que destacar tres rasgos que destacan dentro de este tipo de proyectos habría que empezar por la atención y calidad educativa que se puede dar desde un grupo reducido, por norma menos de la mitad de lo que hay en las escuelas “convencionales”, por ejemplo 4 bebés hasta 1 año frente a los 8 de las guarderías convencionales, y grupos de solamente 9 niños de 1 a 3 años por maestra, frente a los 20 de las convencionales.
En segundo lugar destacaría unos padres implicados en todos los aspectos organizativos, económicos, comidas ecológicas y saludables, actividades extra, contratación, limpieza, etc. que hacen que por un lado los niños se sientan como en casa y por otro que al final se tenga una calidad excelente a precio muy asequible.
Y en tercer lugar destacaría de la pedagogía Waldorf-Steiner su carácter integrador muy en contacto con la naturaleza, las buenas experiencias de otras escuelas homologadas en España y el mundo, y finalmente porque los profesionales de la educación formados en esta pedagogía realmente cuentan con las herramientas necesarias para sacar lo mejor de cada niño en un ambiente lúdico de máximo respeto.

Estos 3 elementos por si solos son una fórmula de éxito asegurado, pero tenemos que reconocer que no suele ser un camino fácil para las pocas familias que inician este tipo de proyectos hasta conseguir que todo marche bien.

Suele ocurrir que lo más complicado sea superar los miedos, sobre todo de los hombres de las familias que no entienden lo que claramente ven sus mujeres como un lugar donde educar felizmente a sus hijos. El factor económico también puede ser un agravante en estos tiempos de crisis, teniendo además en cuenta que la mayoría de las guarderías están subvencionadas. Sin embargo, esto se compensa con unos padres implicados e ilusionados que hacen que todo salga mucho más económico, más sostenible, social y al mismo tiempo ofrecer una educación incomparable.

En la primera infancia, los niños encuentran un espacio armónico, con colores apropiados, juguetes de madera y muñecos de trapo, en un ámbito en el cual el maestro cumple el rol de continuador del rol educativo del propio hogar. La oportunidad para el juego creativo, el desarrollo de la fantasía y el desarrollo de las actividades prácticas (“aprender haciendo”) son parte de su cotidianidad. Modelar con masa de sal, trabajar con la belleza de las acuarelas, amasar el pan…son ejemplos de lo que el niño descubre en el encuentro con el mundo que le rodea.



Jesús Marín
Corazón de Tiza